jueves, 19 de abril de 2012

El papeletazo electoral

A los entusiastas primeramente, 
a los que han desertado,
a los ilustres hermanos;
y por último,
a los rebeldes: 

A pesar los muchos años por vivir y a pesar de que aparentemente, sombras más oscuras habían entablillado nuestro pasado político, nunca antes había podido palpar en el relato de la historia; una trayectoria política más funesta que ésta que estamos viviendo.

La indolencia; la ausencia de participación; el mal de adormecerse ante este claustro de orfandad política; que los y las dominicanas hayamos llegado a acostumbrarnos a este escenario poco confortable... Me desconcierta aun más que todos los titulares de corrupción de los últimos 6 años.

Nos encontramos a pocos días de las elecciones presidenciales, unas elecciones presidenciales cuya campaña electoral se ha basado en un debate infame, pobre, fatídico y de denuncias de corrupción ante un ministerio público ausente, lento, interesado y sordo.

En éstas campañas presidenciales se puede notificar un destello de la verdadera realidad política dominicana.

Cada vez que nos pasaba una caravana o un bandereo ridículo; también vimos cómo pasa y vaciaban la campaña de contenido. Que furibundos e indignados ciudadanos resuelven aliándose “al más fuerte”… para sobrevivir. Que los principios como las hortensias cambian de color, según el fajo. Y que el desamparo... es colectivo.  En estas campañas presidenciales con cada bandereo, también vimos que ser parte de él; implicaba silenciosamente, reconocer que el compromiso es "ajeno". 

Que no hay “protección ciudadana”, ni “protección al consumidor”; que nos defienda de la hipocresía política, que se nos vende.

Pero nos guste o no, ahora o quizás más tarde, cada cual; peledeísta o perredeísta, tendrá como ciudadano, así le afecte directa o indirectamente; reparar en los peligros de este periodo político que constituye una caída y golpes a este proyecto, que algún día llegará a ser una nación independiente llamada República Dominicana.

Querramos o no, la arrabalización del poder y la fuerza con la que se está haciendo delante de nuestros ojos nos llevará finalmente a sufrir las consecuencias, en especial al ciudadano común. 

Destituida la tiranía y el caudillismo, nuevas formas “modernas”, talvez inadvertidas; nos llegan a todos nuestros hogares.

El señor Fernandez fue un presidente experto en propiciar el venenoso complejo de inferioridad por medio de cada de una de sus obras para que cuando se crea que se haya avanzado entonces se nos provea también en el mismo acto, razones de que persista el complejo de Guacanagarix.

Las palabras no son inocentes. Ni tan poco las intenciones. El resultado de este efecto es que como nación nos acostumbremos y lleguemos a sentirnos cómodos comparándonos con otros países; a recibir abuso y siguiente acto, lamentarnos de aquí nada es eficiente, de que “ésto no es un país” y por eso debemos levantar elevados, parques, infraestructuras modernas y hasta playas artificiales si así sea para compensar el empobrecimiento educativo que es nuestro principal padecimiento.

Todo resulta a la perfección para que se den las condiciones políticas de que toleremos un tercer periodo consecutivo del mismo partido, pero el número; señoras y señores no importa, sin darnos cuenta que su mera repetición sea de quien sea es un atentado a la democracia, a nosotros y por lo tanto al país. 

El dominicano, acostumbrado a no valer nada para sus presidentes, cuya nacionalidad se ve maltratada por sus dirigentes y ministros, tolerará fácilmente el abuso, porque se ve, se siente y se sabe sin opciones e invariablemente y de manera voluntaria ha de permitirse una dictadura “legal” a costa de sus derechos y de una esperanza que huyó en el botín que se llena de sus bolsillos, vaciándole al mismo tiempo de recursos para pensar, racionalizar y de fe para luchar.

Lo verdaderamente importante de nuestro pasado político es que además de paciente, el dominicano ha tenido que aprender como un niño abandonado por sus padres, a “buscársela solo.” Los latigazos que de impunidad que hemos visto que otros padecen, igualmente nos han hecho aprender a ser hombres y mujeres fuertes.

Pero por eso, me pregunto… en medio nuestro ambiente de “democracia” y "justicia" ¿es el voto un acto de fortaleza, o de debilidad?

Votar por candidatos que aunque se pronuncian “temerosos de la justicia divina” bien podrían encenderles una vela al diablo y otra a Dios, con tal de triunfar. 

En estas elecciones, el efecto de nuestro voto no será otro que propiciar la venida de un presidente, que en vez de gobernar; nos subyugará y nos oprimirá. Becaremos, una vez más, a un gobierno legalista. Y un estado clientelista.

Votar no expropiará a los tutumpotes dominicanos.

Votar no causará que ahoguen un por ciento de las ganancias de los especuladores de la economía. Habría entonces que empezar por el Sr. Fernández.

Si votar “constituye la democracia” ¿Por qué los gobernantes por los que votamos, no destituyen los monopolios de oro?

¿Votar es plantarle la cara a la fuerza de los victimarios del pueblo o es ir a poner la otra mejilla?

Me temo que como antes ya he escrito, la costumbre es una malvada y el masoquismo un defecto de los buenos.

¿Es el voto un acto de justicia contra el estado o es ir a restituir el uso y abuso del sistema que nos rige y nos privatiza de un estado equitativo?

Por olvidar la historia, por olvidarlo todo… nos olvidamos de la moral de la revolución que nos dio ésta libertad que le alquilamos a un partido cada cuatro años.

Votar es firmar la carta expedita al capitalismo. Autorizar la intromisión del poder del partido que sea, en nuestras cuentas y para nada a la inversa.

¿Votar es democrático o es dejar que el pueblo borrego, escoja a quién va a someterse por el siguiente periodo?

En la antigua Grecia, democracia era realizar una votación en la que; cada cierto tiempo, en un pedazo de cerámica se escribía el nombre del ciudadano que peor les caía, el menos grato y aquella persona que obtenía más votos, debía sin más, ser desterrada de Atenas.

Pero para que el pueblo tenga al menos la palabra, hace falta que se la tomen. ¿Cree usted que se toma su palabra con el voto?

El poder es incompatible con la imparcialidad y la justicia. Y vivimos en un país concentrado de divisiones, incapaz de ser unánimes y de unir su voz en una sola postura. Con una izquierda desorganizada, indecisa y desorientada. 

Partido de la... ¿Revolución Dominicana? La revolución es un pensamiento altruista una acción que causa dolor y se regenera y justifica así misma en su propósito de libertad. Gobierno y revolución son dos cosas incompatibles, a no ser que se pueda querer mantener a sus representantes en un estado permanente de revuelta contra sí mismo. De hecho… este el cuadro de ésta estructura política.

Partido de la…. ¿Liberación Dominicana? ¿Será posible?
Habría de llamarse Liberalismo Nouveau. Donde la libertad se disfraza, sustituyendo al personaje de la misma tiranía. Entusiasmando a un pueblo que se olvida que lo que venga de ésto con el tiempo superará al maestro y será peor.

Balaguer, sin duda estaría orgulloso.

Gracias a esa mayoría que con el voto dice manifestarse a favor de la figura del representante de un partido, nos guste o no, eso incluye también pronunciarse a favor de su modus operandi y su personalidad. La misma con la cual después de votar el ciudadano no quiere que se le compare.

Pero si precisamente la relación con el líder debe ser la de identificación.

¿De qué sirve entonces el voto democrático si con el es también necesario la separación de la personalidad y de la afinidad del candidato? No está lejos de ser un absurdo.

La urna electoral, representa la anulación de la personalidad propia. Pero la pregunta es, si continuaremos abdicando cada cuatro años nuestra soberanía a esos cuantos que hacen de la politiquería su deporte.

La pregunta es, si continuaremos indiferentes ante un sistema cacique e inmoral, basado en un idilio de democracia usurpada; que a usted a mí nos llaman a mantener con nuestro voto mientras nos hacen creer que con esto se le hecha “agua bendita” a la corrupción.

Para eso son las promesas de campaña.

A sabiendas de que toda “bendición” y toda justicia no son posibles, señoras y señores.

¿Cómo se nos paga que nos abandonemos a la voluntad de un candidato, que sometamos y entreguemos nuestros derechos a unos que dicen que son pero que no sabemos a quiénes?

Con el papeletazo electoral o el voto. Pago que tomamos, humildemente.

Todo dominicano que sea celoso de su dignidad debería plantearse elegir el camino contrario a una urna electoral. Tal como cada hombre y mujer sensatos, se aleja de todo aquello que los denigre sea un partido o sea una situación o ambas en este caso.

No se concibe cómo otros conciben si quiera la posibilidad de ir a depositar en la urna un papel con crucigramas, ganchos para los menos afortunados intelectualmente; que al final nos asaltará de nuestro derecho fundamental de aprender, educarnos y ser sanos.

Me dirán después si habrá ley, ni votos, ni diputados que puedan impedir esta subordinación y explotación de la clase trabajadora, se vaya Leonel Fernández o vuelva Hipólito Mejía, Abinader, Vargas, Medina o quien fuere.

El estado dominicano es todo lo contrario a trabajo digno y fecundo y a la seguridad…

¿Será que el hecho de que propiciemos un cambio de gobierno exterminará estas realidades?

Cada que vez que un ciudadano vota, rectifica que se siga en este informe mecanismo de gobernación de un estado que, sólo es necesario para la desigualdad social en que vivimos.

La pregunta es ¿Vamos a seguir manteniendo nuevas forma de yugo-político?

¿Seguiremos apoyando el sistema de corrupción y sus nuevas formas de dictadura?

¿Seguiremos apoyando su irresponsabilidad?

Si el papeletazo electoral cambiara algo, ya estaría censurado.

El papeletazo electoral es el virreinato del capitalismo. El irse a depositar en una urna la ralladura de la cara de un candidato para elegirlo como amo nunca jamás ha servido, ni creo que sirva, para independizar económicamente a la clase trabajadora.

Aquí no se ha celebrado nunca una elección libre. Aquí se conmemora temporada de caza de votos. Donde cada decisión es sugerida, seducida, forzada y comprada; para que después el ciudadano pueda querer decir que el voto es un “deber”.

"Queremos mostrar al pueblo el papel indigno que desempeña hoy día el hombre. Deseamos demostrar al obrero que ni siquiera gana lo suficiente para pagar las tablas de su féretro, no obstante su trabajo rudo y amargo. Queremos enseñarle que el lujo de las clases dominantes, sus ejércitos, sus palacios, su riqueza, no son más que un despojo al pueblo. Queremos demostrarle cómo otros le quitan el fruto de su trabajo, cómo la explotación, el robo y el crimen constituyen la base de la sociedad; en una palabra, queremos mostrar al pueblo como nuestra sociedad está podrida hasta sus raíces más hondas".

Guillermo Marr



La democracia es el poder de la mayoría.

¿Cree usted que participa o es tomado en cuenta en la politiquería más allá que ese sobre que raya?

El papeletazo electoral es ese recurso que le empoderan a usar, amparado en una “democracia” que, empobrecerá gracias al mismo ejercicio de votar a la mayoría de los electores, dígase a los más pobres.

Votar es elegir entre una oferta de candidatos desiguales... ¿Se siente usted representado, y por tanto, se siente que tiene de dónde escoger?

Barrett decía: “Se parecen tanto unos a otros los partidos, que la única manera de distinguirlos es ponerles un color.”

Votar es democracia, pero el alquiler de la democracia. Y no se ganará en las urnas, lo perdido en las calles, ni se ganará con el voto ningún futuro. Ni antes, ni ahora.

¿A dónde se han ido las ideas de los dominicanos y las dominicanas?

¿Por qué guardan silencio?

¿Por qué van y hace un voto silencioso, mudo y estéril a la perpetración de la hierba mala?

¿A dónde se ha ido nuestra identidad y la moral de la Quisqueya que todos como zombies van a una urna a elegir entre el partido nefasto o un partido penoso?

¿Por qué la depravación y la perversidad del poder puede cantarse por la repetición de otro periodo y le dejamos subir de nuevo?

¿Dónde está ese otro partido que no se preparó ni supo poder hacer un frente digo de respeto y oposición?

¿Por qué dominicanos y dominicanas renunciamos al aprendizaje?

Si escogemos la libertad: Absténgase de formar parte de asociaciones que atinan contra la honorabilidad de los padres que dieron lugar a las ideas y propósitos de sus organizaciones sin avergonzarse de ello.

La abstinencia de El Salvador superó el 60% del total de los ciudadanos con derecho a voto en la elecciones Marzo 2012, ésto refleja que la abstención al voto fue muy elevada y también la firmeza ante su elección de rechazo al sistema político salvadoreño.

Pero ¿cuáles son nuestras ideas de política?

¿Continuar entre el PLD y PRD?

¿Aspiramos a seguir siendo este país anti-cultural en que nuestros jóvenes crecen?

¿Será que votamos, porque los dominicanos y dominicanas nos estamos convirtiendo en ciudadanos que van pareciéndose a sus políticos, y por eso, les elegimos?

El país no está merced de los políticos corruptos, más de lo que está a merced de las ideas y costumbres de sus hombres y mujeres.

El país no está a merced de un grupo pequeño ni de un grupo grande, el país está a merced de un grupo que se atreva. De unos que cambien el papeletazo por dignidad y no entinten su dedo al parangón.