jueves, 20 de septiembre de 2012

Ni Sol Ni Mañana

                                      


Las heridas más dolorosas no son las más profundas sino las que más sangran. Aquellas que cobran vida en la mente y en el corazón. 

Las peores heridas son las que provocan tanto dolor como resignación definitiva; las que nunca cicatrizan y manchan de amargura la vida.

Las peores de las heridas son las que al final, contagian esa enfermedad enemiga de las ganas más terrible que el dolor: indiferencia.

Mundo de circo... De gente mal herida.

Asesinada en silencio. Lanzada al precipicio de lamentaciones tengo la esperanza, créanme colegas; Carpe Diem, que no tenemos remedio mundo.


Allá, esos que mueren cual gotas que acaban de caer la tarde de ayer, habían murmurado "la comunidad internacional, nos ha dado la espalda". Que sepan que sí, pero a nosotros mismos primero.

Esta generación que crece y llega tarde. De calles incendiadas, de niños sin primavera ni etapas y futuro sin verso. Llamas en Libia. 

Siria, Nigeria, Yemen... Palestina, nos sangran cerca y a lo lejos.

Esta generación que se pierde su tren; sin ciudad, ni tiempo. Que ve caerse los muros de su pueblo, sus esquinas asilo de niños... del mañana.

Esta generación, la de los ojos más hermosos y a la que el tiempo sin remedio, le incumplirá sus promesas; que lo sepan ya, que éste intento de ser futuro es un fracaso.